Cada segundo, alguien se tropieza con la realidad de saberse enfermo; Cada día las clínicas y hospitales se abarrotan de personas desesperadas buscando sanidad, algunos regresan a casa con la nostalgia de quienes nunca podrán alcanzarla, no sin antes pasar por la farmacia mas cercana dejando todo su dinero y otros más esperanzados o quizá resignados, se hunden en la apatía. Historias como estas, son el preludio para llegar al Campo Santo protagonizando Obituarios.
Hombres, mujeres y niños debatiéndose a diario entre la vida y la muerte por alguna enfermedad.
¿Qué pasaría sin embargo, si alguno de los antes citados, descubre que su llamada “enfermedad” no existe!?
¿Qué un estratégico y detalladamente bien planeado sistema económico rige la salud de la mayoría de los seres humanos, mentes cauterizadas bajo la influencia del control materialista!?
¿Qué la industria farmacológica, es un emporio que se establece sobre las bases de la ignorancia de los más necesitados y la inhumanidad de los más beneficiados!?
¿Que pasaría si un día descubrieras que esa enfermedad crónica de la cual te dieron horas o tal vez meses de vida, no es tal?
Aunque para algunos esas preguntas parecen provenir de algún libro de ciencia ficción, seria prudente que a tiempo tú también te las hicieras.
Millones de personas mueren a diario por no habérselas hecho un día, pero otras encontraron respuestas y hoy, son parte de las voces que en vida propagan su verdad ha aquellos que quieran escucharles.
Alma, Cuerpo y Espíritu, son las áreas que nos componen como seres humanos y en la medida que las conozcamos, tendremos la oportunidad de encontrar el equilibrio de la absoluta sanidad. Aun aquellos profesionales que esgriman en sus consultorios que la salud solo depende del cuerpo, no tienen argumentos para debatir que el 100% de las enfermedades son emocionales y que para encontrar la salud del cuerpo debemos imperiosamente buscarla en el alma, allí donde almacenamos emociones, decisiones y pensamientos, sin olvidar que es de nuestro espíritu, donde emana la fuerza que nos permite entender el don de la vida.
Cada día, nos encontramos con una sociedad mas enferma. La llamada revolución tecnológica nos ha hundido en un sedentarismo colectivo; el desenfreno laboral nos ha convertido en maquinas hacedoras de dinero, un dinero que ni siquiera disfrutamos por que lo único para lo que nos sirve, es para costear la cantidad de enfermedades que la ambición, la codicia y la falta de valores familiares nos ha provisto.
No existen enfermedades, sino enfermos; enfermos del alma, del cuerpo y del espíritu.
Se enferma el cuerpo cuando no entendemos que un dolor de cabeza no es el problema, sino la sintomatología de que hay un problema, acallando el dolor no lo resuelves tan solo lo agudizas a posterior, por no haber dado oído a la señal de alerta que tu cuerpo maravillosamente creado y diseñado envía para protegerte; una fiebre no es el problema, es tan solo el aviso que internamente hay una inflamación o una infección, eliminando la fiebre obsesivamente, solo en cubres la falla, la cual tarde o temprano se manifestara de manera más permanente. Cada vez que ingerimos un medicamento, intoxicamos nuestro cuerpo y a su vez nuestro sistema inmunológico, aquel que realmente tienen la facultad de crear anticuerpos y enzimas para protegernos de las llamadas enfermedades. Sabias que el 99% de las personas enfermas, lo son desde la etapa de gestación? donde sus madres inmersas en sus propias emociones, mala alimentación e incontrolada ingesta medicamentosa, destruyen desde allí el sistema inmunológico de sus hijos y continúan haciéndolo después que nacen a través de las vacunas, la supresión de la lactancia materna y la indiscriminada dosis de vitaminas prefabricadas, que no aportan ni un 1% de lo que prometen.
Se enferma el alma, cada vez que nos dejamos llevar por las directrices que marcan esta sociedad corrompida, donde la honestidad pasó de moda, la integridad y el sentido del deber ser; donde el placer y el hedonismo marcan la pauta; el respeto y amor al prójimo están fuera de contexto y lamentablemente para la mayoría ya no aplica; donde el amor al dinero, que es la raíz de todos los males, supera cualquier otro amor, sin importarnos vender nuestra alma al diablo por la ambición de obtenerlo.
Se enferma el espíritu cuando por ende, ya nuestra alma no nos pertenece y hemos decidido apartar al creador de lo creado, poniendo a Dios de lado por encontrarlo de más en nuestra decisión por endiosarnos.
Tú sanidad no opera afuera, opera dentro de ti; desarrollarla integralmente solo de ti depende!!!
Cada día, hay alguien que despierta del letargo que aporta la ignorancia, espero que este día seas tú.